Atrévete a ser valiente

Este post está escrito por mi colaboradora Mónica de "Abadía del Abalorio". 


Atrévete a ser Valiente


Esta vez os voy a contar mi método para conseguir hacer esas cosas que por una u otra razón nos dejamos sin hacer. Mi teoría es que el miedo nos impide a veces dar un solo paso, nos paraliza de tal manera que no somos capaces de avanzar, de hacer realidad ideas que nos rondan por la cabeza y que si tuviéramos esa fuerza que nos falta en esos momentos las podríamos llevar a cabo. Porque creo que una de las cosas más tristes en esta vida es la sensación de haber dejado pasar trenes. Trenes que no vamos a tener otra oportunidad de coger y que si no hubiéramos estado paralizados por el miedo, nos hubieran llevado a esos destinos con los que siempre hemos soñado. O quizá no, nunca sabremos cómo va a terminar algo o dónde nos va a llevar una decisión, pero al menos lo habremos intentado y esa parte de nuestra vida, esa espina que tenemos ahora clavada, estaría resuelta.


Creo que el ser humano es valiente por naturaleza. Se dice que los grandes descubrimientos de la humanidad se han dado por la curiosidad del hombre por su afán de ir más allá, de saber más, de preguntarse el porqué de las cosas. Pero toda esa curiosidad, todas esas ideas fantásticas surgidas de la búsqueda de una razón no hubieran dado lugar a nada sin la valentía del hombre para poner en práctica esas ideas. Dejar de pensar que son locuras para pensar que son perfectamente realizables y armarse de valor para buscar la forma de hacerlas realidad. De hecho, creo que todavía estaríamos subidos a los árboles si no hubiera habido algún primate que tuvo la valentía de bajar al suelo y tocarlo con los pies. Si, igual se le cayó un plátano y cuando el hambre acucia somos capaces de cualquier cosa... Pero a lo mejor estuvieron infinidad de tiempo pensando “me bajo, no me bajo, me bajo... y si me bajo ¿podré volver a subir? Probablemente muchos quisieron haberlo hecho antes pero no se atrevieron nunca, y pasaron sus vidas encaramados a los árboles.
Y ahora la pregunta es ¿quieres vivir encaramada a tu árbol, o quieres bajar en intentar caminar erguida, llegar a otros lugares, ver dónde el camino termina?
Sé valiente, haz aquello que te apetece hacer, que no te eche para atrás el miedo, los pensamientos negativos, el creer que no puedes hacerlo ¿dónde hay una biblia que diga lo que puedes o no puedes
hacer? ¿Está el miedo sólo en tu cabeza?



Ojo, que no estoy hablando de un miedo racional. Por ejemplo, nunca le diría a nadie que le diera miedo a las alturas o a tirarse por un puente, que lo mejor que podría hacer es “puenting”, “goming”, parapente o alguna experiencia extrema de ese tipo. Más que nada, porque no lo comparto. Supongo que tiene que ser una vivencia inolvidable de las que a lo mejor sirven para dar un rumbo distinto a tu vida, un sentido nuevo. Pero mi sentido del peligro está bastante desarrollado y mi instinto animal de supervivencia me impide hacer ese tipo de cosas.

Yo estoy hablando de esas decisiones que tomamos en ciertos momentos de la vida, y que en realidad no las tomamos libremente. Son nuestros prejuicios los que hablan en esos momentos, son nuestros miedos en una voz en off que nos está diciendo desde atrás: tú no vas a ser capaz de hablar delante de tanta gente, se van a reir de tí ¿no te irás a poner esa ropa? ¿a estas alturas vas a empezar a estudiar? Pues claro señores, si a alguien le apetece reirse delante de nosotros, estupendo, te permito que pases un buen rato a mi costa, probablemente no sepan reirse de otra cosa. Si tienen una crítica constructiva hacia mí, la escucharé, si no, dedicaré mi energía y mi tiempo a otra cosa. ¿Por qué no voy a ponerme esa prenda que me encanta? probablemente la lleve con más gracia, y por eso me siente mejor que esa otra que alguien me dice que tengo que usar.


Respecto al momento de la vida en el que nos encontremos para empezar cualquier proyecto o idea que tengamos en mente solo tengo que transmitiros una idea de Paulo Coelho en su libro La Quinta Montaña “Todo hombre tiene derecho a dudar de su tarea y abandonarla de vez en cuando: lo único que no puede hacer es olvidarlo. Quien no duda de sí mismo es indigno, porque confía ciegamente en su capacidad y peca de orgullo. Bendito sea el que pasa por momentos de indecisión” 
Pero es en esos momentos de indecisión en los que tenemos que ser valientes e ir por el camino que nos dicta el corazón, ayudado por la razón siempre, por supuesto.

Según Rafael Santandreu en El arte de no amargarse la vida: “No hay que tener miedo a nada porque en realidad no hay nada que temer. Todos los miedos están conectados con la terribilitis, cuando reduces un miedo, reduces todos los demás”

Para el profesor que tiene miedo de enfrentarse a su primera clase, le diría que deje de pensar en los demás. Si el trabajo de preparación está bien hecho, ya está prácticamente conseguido. Deja de estresarte por la gente que tienes delante y dedícate a pensar en tí. Te mereces disfrutar de todo el trabajo que has hecho preparando la clase, o la ponencia, disfruta impartiéndola, y así contagiarás tu entusiasmo y probablemente la clase salga redonda. Éste es el pensamiento que intenté grabar en mi cabeza cuando me tocó exponer mis primeros trabajos en la universidad, y funcionaba siempre.

Afrontar los problemas cotidianos con valentía, con el convencimiento de que tenemos la suficiente capacidad para encontrar una solución tarde o temprano, nos hace tener una actitud ante la vida más positiva. No dejaremos que nos abrumen ni nos paralicen los obstáculos. Porque la vida consiste en superar los días de la manera que nos haga sentirnos felices. Y la verdad es que todo comienzo lleva implícito un poco de miedo, si no, tampoco tendría emoción ¿no?

Así que no temas hacer las cosas que te salen del corazón sólo por salir de tu zona de bienestar porque te perderás tanto por vivir...

Cuéntame si tienes ideas aparcadas por miedo a qué pasará, o si te has armado de valor y estás siguiendo el camino que siempre has querido seguir.



ABADÍA DEL ABALORIO

Mónica es una emprendedora entusiasta que ama los pequeños detalles y crea en función a ellos, cuidando al máximo cada uno de sus productos que realiza de forma artesanal. Su creatividad les confiere un toque diferente al resto, jugando con la armonía de los colores para que según nos sintamos, utilicemos uno u otro. 

Ella escribe para la revista artículos relacionados con el bienestar y la salud y la encontrarás en la sección Bienestar emocional. Su caracter afable y generoso se transmite en sus artículos enseñandonos cómo gestionar nuestras emociones, cosa que a todos nos vienen genial para hacer más llevaderos nuestros estresantes días. 




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2 comentarios:

  1. me ha encantado el post. Yo hace unos años quería aprender a coser, aprender el corte (cómo se suele referir al patronaje), lo he querido hacer desde siempre. Y lo que me lanzó a hacerlo fue ver que estaba embarazada y que casi no iba a tener tiempo con un bebé al lado. NO quería , le decía a mi pareja, verme con 60 años y diciendo "quería haber aprendido a coser". Me ha costado mucho y me queda tanto por aprender...pero estoy muy orgullosa de todo lo que he conseguido en éstos , casi, dos años.

    Un saludo!

    lucía

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  2. Me alegro mucho que no te hayas dejado esa espinita clavada. Aunque creo que con 60 años también se puede aprender muchas cosas, entre ellas a coser! Yo tengo apuntadas un montón de cosas para hacer cuando me jubile,jeje (si la salud me lo permite todo hay que decirlo).
    Nos tienes que enseñar tus diseños, me has dejado con la curiosidad! Porque una vez que se ha aprendido a coser, ¿quién no se atreve a diseñarse algo?
    Un abrazo.

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